Artículo 54
Créditos, tasas preferenciales y acceso a fondos hoy dependen de una gestión ESG sólida y demostrable.
Durante años, la sostenibilidad fue vista como un compromiso reputacional, una etiqueta verde que sumaba puntos con clientes o inversionistas. Sin embargo, con la entrada en vigor el pasado enero de este año de las Normas de información financiera (NIS), las reglas del financiamiento han cambiado: instituciones bancarias, aseguradoras, fondos de inversión y proveedores están priorizando —y en muchos casos exigiendo— criterios de sostenibilidad como condición para otorgar créditos, reducir tasas o asignar recursos.
Para las PYMEs industriales y exportadoras, esto ya no es una tendencia lejana. Es una nueva realidad de mercado. ¿Qué implica ello en la práctica? Que tu acceso a capital —y por tanto, tu capacidad de crecer, modernizarte o exportar— dependerá de tu capacidad para demostrar cómo gestionas tu impacto ambiental, social y de gobierno corporativo (ESG).
1. Del marketing al balance: Sostenibilidad que pesa en las decisiones financieras
Hoy, las preguntas que te hacen bancos, fondos e inversionistas no se limitan a tu flujo de caja o tu razón de cobertura.
Cada vez más, quieren saber:
- ¿Cuál es tu huella de carbono y cómo la estás gestionando?
- ¿Tienes evaluados los riesgos climáticos que enfrenta tu operación?
- ¿Cuentas con políticas de derechos laborales, cadena de suministro responsable y ética empresarial?
- ¿Qué compromisos ha integrado tu consejo de administración en materia de sostenibilidad?
- ¿Reportas bajo estándares reconocidos como GHG Protocol, NIS o ISO?
Estas no son preguntas retóricas. Son parte del análisis de riesgo que determina si obtienes financiamiento y, lo más importante, a qué tasa y en qué condiciones.
De hecho, el Banco de México reconoce que más del 70% de las instituciones financieras del país ya integran criterios de sostenibilidad en sus procesos de evaluación crediticia. Mientras que el CINIF ya publicó una guía técnica para la aplicación voluntaria de la Norma de Información de Sostenibilidad (NIS) para empresas no financieras, anticipando que en los próximos 2 a 3 años será un requisito común para obtener créditos, seguros, fianzas o arrendamientos.
Este cambio no es especulación. En México ya hay ejemplos tangibles de cómo la sostenibilidad influye directamente en la decisión —y condiciones— de financiamiento:
BBVA México – Grupo Altex: un crédito verde ligado a KPIs ambientales
BBVA México otorgó a Grupo Altex un crédito verde por US $10.6 millones. El financiamiento no solo se etiquetó como “verde”, sino que se vinculó explícitamente al cumplimiento de objetivos ambientales:
- Al menos el 80% del monto debía destinarse a proyectos sostenibles: tratamiento de agua, ahorro de energía y generación de biocombustibles.
- Como parte del contrato se definieron indicadores de impacto anuales: 500 000 m³ de agua tratada, 26 toneladas de CO₂ evitadas y 2.5 millones de kWh en energía ahorrada.
Si bien, este caso no modifica la tasa directamente, sí establece que la empresa debe cumplir dichos KPIs para mantener la elegibilidad dentro de la línea verde y preservar sus condiciones preferentes.
Nestlé México y BBVA – “Crediproveedores” con condiciones ESG
Otro ejemplo relevante es la colaboración entre Nestlé México y BBVA para ofrecer una línea de financiamiento a proveedores:
- Se trata de un esquema de factoraje con condiciones preferenciales en tasa y plazo.
- Los proveedores que demuestren avances en sostenibilidad —por ejemplo, mediante la reducción de emisiones en sus procesos— acceden a tasas más bajas y mayor disponibilidad de recursos.
En este caso, sí hay una relación directa entre el desempeño ESG del proveedor y las condiciones del financiamiento. La sostenibilidad deja de ser una narrativa externa y se convierte en una ventaja tangible dentro de la cadena de suministro.
2. Nueva generación de instrumentos financieros: El auge del financiamiento sostenible
Hoy en día existen nuevos productos como: líneas de crédito, bonos y fondos especialmente diseñados para empresas con estrategias ESG claras.
Algunos ejemplos:
- Bonos verdes y sustentables: Invertidos exclusivamente en proyectos con beneficios ambientales o sociales. Exigen reportes de impacto y auditoría externa.
- Créditos ligados a desempeño ESG: Tasas que se ajustan según el cumplimiento de metas de sostenibilidad (por ejemplo, reducción de emisiones).
- Fondos de inversión responsables: Capital disponible sólo para empresas con políticas ESG activas y demostrables.
Si no tienes una estrategia ESG estructurada, estás quedando fuera de estas oportunidades.
Y no se trata de reportes extensos o costosos. Se trata de iniciar con pasos concretos y medibles: conocer tu huella de carbono, contar con políticas documentadas, establecer metas de mejora y reportar avances con base en estándares reconocidos como el GHG Protocol o los lineamientos de la ISSB / NIIF S1 y S2.

3. La visión de los bancos: riesgos climáticos = riesgos financieros
¿Y por qué todo esto interesa tanto a la banca?
Porque los riesgos climáticos ya se traducen en riesgos financieros. Por ejemplo:
- Una empresa que no conoce su huella puede enfrentar sanciones regulatorias, perder contratos con grandes compradores o encarecer sus seguros.
- Una cadena de suministro que depende de proveedores intensivos en carbono será menos competitiva y más volátil.
- Un mal manejo de derechos laborales o comunidades puede generar litigios o bloquear proyectos.
Por eso, bancos y fondos están incorporando modelos de análisis de riesgos ESG para proteger sus carteras. Una empresa que no tenga información clara y trazable sobre estos temas representa un mayor riesgo de incumplimiento, lo que se traduce en tasas más altas, menor monto prestado o, en el peor de los casos, exclusión del financiamiento.
4. ¿Por dónde empezar? Claves prácticas para estar listo
Muchas PYMEs creen que esto es complejo, caro o sólo para grandes empresas. Nada más lejos de la realidad.
El verdadero riesgo es no empezar.
4 acciones concretas que puedes iniciar en menos de 2 meses:
- Medir tu huella de carbono (GEI): Inicia con Alcance 1 y 2. Si ya tienes clientes grandes, probablemente te pedirán también Alcance 3.
- Establecer una línea base: Esto te permite demostrar que estás en camino a la mejora continua.
- Definir políticas internas simples pero formales: Energía, residuos, agua, seguridad, proveedores.
- Reportar con base en estándares confiables: No necesitas reportes GRI de 100 páginas. Empieza por alinearte con GHG Protocol y/o NIS.
En muchos casos, hacerlo con apoyo externo especializado permite avanzar más rápido y con menor costo que intentar hacerlo todo internamente.
En conclusión: Quien no mide, no accede
En la actualidad, la sostenibilidad se ha vuelto un prerrequisito. Si estás buscando financiamiento, modernizar tu operación o abrirte paso a nuevos mercados, necesitas tener en orden tu información ESG. Y eso empieza por conocer tu huella, establecer políticas claras y demostrar compromiso real.
La buena noticia es que nunca ha sido tan accesible como hoy hacerlo con tecnología, metodologías probadas y asesoría especializada.
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Hoy es muy claro, gestionar tu huella de carbono y estrategia de reducción no es un gasto: es una inversión que abre puertas, reduce riesgos y mejora tu posición frente a bancos, fondos y clientes. Lo que se traduce en un alto ROI desde el año 1.
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